miércoles, 11 de enero de 2012

La verdadera corona solar


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En la revista Investigación y ciencia, encontré un artículo sobre astronomía que me llamó mucho la atención, sobre el fenómeno de la corona solar. Es confundido comúnmente con el halo solar, son dos fenómenos naturales bastante diferentes . 

Según este estudio, la corona de luz blanca que vemos al ocurrir eclipses se forma cuando la luz de la superficie del Sol, la fotosfera, es dispersada hacia nosotros por los electrones de la corona. El brillo depende de la densidad de electrones: cuanto mayor sea su densidad, más brillante será la corona. El brillo y la densidad disminuyen muy deprisa en el exterior del Sol: más de un factor de 100 a una distancia de un radio solar desde la superficie del Sol

Esta fotografía muestra el eclipse solar
total de Oct. 24, 1995, visto desde
Dundlod, India. Créditos: Fred
Espenak.
El estudio intenta demostrar qué es en realidad esta corona que aparece alrededor del Sol durante un eclipse, además cómo nuestra propia percepción visual puede afectar lo que vemos, un poco problemático, ¿no? Intentar estudiar un fenómeno tan complejo que con la observación (literalmente) no sea suficiente, que sea necesario indagar aún más con diversos métodos para poder obtener un resultado definitivo. La compleja y sutil cooperación entre el ojo y el cerebro para producir imágenes. 

Richard Woo, el autor del artículo, explica meticulosamente cómo es que nuestros ojos sólo ven lo necesario, lo que hemos aprendido a observar, aquello se le llama Inteligencia visual, por lo tanto, años de estudio sobre este fenómeno, principios que se entendían como ciertos, fueron luego desmentidos, por ello es que, a mi parecer, la física es uno de los campos del conocimiento que siempre se encuentra renovando y encontrando su camino hacia la comprensión total de todas los hechos que suceden en la naturaleza.

Douglas Allchin, mencionado dentro de la verdadera corona solar, nos insta a entender que errar es hacer ciencia y que la misma no es sino un proceso de error y corrección, por ello, la corona solar es un ejemplo perfecto de lo que es hacer ciencia. Desde el siglo XIX, para el inicio del estudio de este fenómeno, en el 1860, se tuvo un concepto errado de lo que podría ser la explicación de ese corona de luz que se denota en el sol cuando ocurren los eclipses, la tercera generación de científicos que lo estudiaron también tuvieron el mismo error, se basaban más en la observación visual que en la obtención de datos mediante demás fuentes que servían como válidas, así también, la segunda generación erró, sin embargo, de una forma distinta. 

Luego de hacer demás estudios, fue que captaron los errores de las generaciones pasadas, y se llegó al concepto que tenemos hoy en día como cierto en el ámbito de la ciencia sobre la corona solar. 

Estos sucesos nos hacen comprender cómo siempre plantearse la duda sobre los fenómenos y sobre lo que es conocido como cierto pueden afectarnos determinadamente. Debido a que científicos decidieron proseguir indagando e investigando y no se conformaron con los resultados anteriores, fue que pudieron descubrir que la inteligencia visual afectó los resultados, crearon un nuevo conocimiento a partir de lo que se entendía como ciencia. 

Asimismo, podríamos adentrarnos en lo que es el saber pensar debido a esta temática. Al no conformarse con lo que se entendía que era obvio y buscar más allá preguntándose la realidad del hecho estudiado, encontraron una respuesta, tal vez, más acercada a la realidad que lo anterior. Por ello, podemos demostrar que un suceso no tiene realidad absoluta encontrada por el ser humano, es necesaria la investigación para continuar profundizando más sobre acontecimientos que ocurren habitualmente y que aceptamos como ciertos, mas no tienen una demostración científica asegurada.

Woo, Richard (2010). La verdadera corona solar. Investigación y ciencia. (410), 58-66.

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